Mi historia con el trabajo remoto: ¿lo recomendaría?
Un miembro de la comunidad comparte su experiencia con el trabajo remoto y cómo lo ha vivido en varias etapas de su vida
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En un acto de iluminación divina, se me ocurrió este tema.
Yo suelo enfocar las ideas desde afuera y con una mirada muy analítica, pero, esta vez, quise cambiar la fórmula. ¿Qué tal escribir algo basado en mi propia vida?
Esta no es una autobiografía, pero sí un lugar donde quiero detenerme un momento para hablar sobre cómo he vivido los beneficios y desafíos de una forma de trabajar cada vez más común en nuestros tiempos: el trabajo remoto.
Así es, una historia de origen
2017 fue un año raro. Segundo semestre de la universidad y rozando la veintena, fueron esos meses donde entré a la vida laboral.
Empecé en la oficina de una consultora, supervisaba el diseño de encuestas y procesaba los datos para la toma de decisiones. Ganaba bien, no tenía horario fijo, y la gente era chévere.
Todo cambió cuando la Nación del Fuego atacó, a comienzos de 2018. La muerte tocó mis puertas, y junto a cambios en el trabajo que les comenté, estaba en una situación difícil, pues nunca me ha atraído mucho la idea de morir de hambre.
Como caído del cielo, recibí el correo de una persona interesada en mis servicios de redacción. Debía escribir artículos para dos diarios de Nueva York con público hispano. Como tal, fue mi primera experiencia trabajando remoto, pues escribía desde la computadora de la familia en mi casa.
Tenía fechas para entregar los archivos en Wordpress, y solo me debía ocupar de la redacción. El editor se encargaba de las imágenes y publicar. Era una dinámica rápida donde no se me pedía mucho, y realmente mucho no quería dar. Nunca me sentí demasiado comprometido con eso, solo quería subsistir.
El sonido del flamenco
Mi memoria me dice que fue a comienzos de 2019 cuando conocí una agencia de marketing digital de España, Rickman Project.
El comienzo fue gracioso, estaba navegando en X una noche y vi un anuncio de un sitio web que buscaba colaboradores para su blog. No tenía nada que perder.
La gente de Rickman no tardó en verme como un recurso importante, y me propusieron escribir artículos pensados para rankear en Google o, puesto en otros términos, con enfoque SEO. Así, llegué al área laboral que, hasta ahora, evita que sea un loco del centro: la optimización para motores de búsqueda (Search Engine Optimization).
No hay mucho que decir de 2019. Crucé la mitad de la carrera, tenía cierta estabilidad económica y emocional y una muy buena idea de mi tema para el Trabajo Final de Grado. La vida era tan hermosa como podía ser en Venezuela... pero eso cambió.
La nueva anormalidad
Recuerdo muy bien ese día.
Fue un viernes 13 de marzo de 2020, tenía clases de Planificación I por la mañana en la facultad. Para ese entonces, todos sabíamos de la peste, la tormenta que se avecinaba, pero nadie quería pensar en eso y sus consecuencias.
Mis amigos y yo nos enteramos de la llegada del COVID-19 al país al salir de clase. Se habían confirmado los primeros casos, y, sabiendo lo que venía, nos tomamos una foto. Sería la última en un largo tiempo.
Los primeros meses de la pandemia fueron extraños. Era un mundo sin eventos, sin reuniones, sin el ruido de carros andando y aviones despegando. Pasamos mucho tiempo buscando sentido más allá de las oficinas, escuelas y universidades, todo mientras éramos presas de un rumbo incierto.
No fueron meses fáciles para mí. Como pude, seguí trabajando desde casa, con una conexión de menos de 1 MB. Madrugaba para escribir y subir mis entregables, y tenía el resto del día libre para hacer lo que quisiera.
Si les soy sincero, no recuerdo bien qué hice en esos meses además de leer muchos mangas y extrañar a mis amigos. No era la persona más sociable, pero estar con ellos significaba (y significa) mucho para mí.
Conocí la música de David Bowie en 2019, pero fue en 2021 cuando llegué a la canción que, con el tiempo, se convirtió en mi canción de pandemia, y que retrata bien cómo me sentía en ese entonces:
De vuelta para salvar el universo
Volvamos a la chamba. A comienzos de 2021, la gente de Rickman me hizo una propuesta:
¡Pausa dramática!
No sabía muy bien qué hacer. Por un lado, siempre he apreciado mucho mi libertad, la posibilidad de hacer, deshacer y no responderle a nadie, pero por otro lado... el dinero es importante, y el crecimiento profesional también.
Recordemos el contexto: pandemia mundial, confinamiento, incertidumbre, situación país... Debía elegir, y elegí lo que más me convenía.
Diego, eres una rata corporativa
La Torre Parque Ávila está en el medio de las estaciones Miranda y Altamira del Metro de Caracas. En su piso 17, está la sede de Impact Hub, un lugar que me cambió para siempre.
En mayo de 2021, y después de una entrevista donde no estuve nervioso (sarcasmo), empecé a trabajar desde allí como editor SEO para los españoles. Fue mi primer trabajo "serio", tenía horario y debía responder al seguimiento que dos personas me hacían al otro lado del charco. ¿Qué pensaría Simón Bolívar de mí?
Yo podía fácilmente escaparme y tomar un café (como hice varias veces), y ellos no se darían cuenta. ¿Estaba mal? Sí. ¿Me importaba? No mucho. ¿Trabajé? Más de lo que debí.
Conocí gente muy querida en el Hub. En los meses que estuve allí, conocí a varias personas que, a sol de hoy, siguen siendo parte de mi círculo de amigos. Programadores, asesores, abogados, copywriters, diseñadores, diplomáticos, líderes de marketing, fuimos un muy buen grupo, el mejor de todos.
Fueron unos meses de mucho aprendizaje laboral (sé que suena a cliché). Aprendí mucho de marketing digital y SEO, y con la confianza que recibí por parte de la agencia, la página tuvo un crecimiento sin precedentes. Me sentía en mi elemento, y aunque no estuve exento de errores, aprendí rápidamente de ellos, o eso pensé.
Esto es... la libertad
Fui despedido un 10 de enero de 2023.
¿Recuerdan que les comenté que pensé que había aprendido de mis errores? Pues, parece que no fue el caso, y pese a todos los buenos resultados que di en casi dos años, un mes de rendimiento deficiente fue suficiente para el adiós.
Recibí mi liquidación, el equivalente a casi dos meses de trabajo. Fue considerado por parte de la agencia, sabían que conseguir chamba es difícil.
Tuve sentimientos encontrados. Por un lado, no estaba sujeto a un horario, no estaba obligado a madrugar para ir a la oficina ni volver tarde a mi casa. Por primera vez en mucho tiempo, tenía más control sobre mi vida.
Sin embargo, viendo lo malo, no tenía trabajo fijo, y sin uno, no podría hacer muchas cosas: pagar el coworking, aportar en la casa... tomen en cuenta que era el año de mi graduación, así que definitivamente necesitaba dinero para asumir los gastos.
La vida freelance
A veces, siento que el destino me sonríe, y en marzo de 2023 tenía dos razones para creerlo:
El primer trimestre fue de repensar muchas cosas, adaptarme y alzar vuelo. Abandoné el Impact Hub, pues ya no podía costear la membresía, y reduje gastos. Volvía a trabajar desde casa, esta vez en muchas mejores condiciones. Éramos mi fibra óptica, mi suscripción familiar de Platzi y yo contra el mundo.
Tenía muchas cosas que hacer. Primero, estructurar un horario donde lo profesional y lo personal estuviera bien dividido para así evitar el desgaste; segundo, desarrollar mis habilidades y aprender nuevas cosas para ofrecer más y, en consecuencia, aspirar a mejores pagos, y tercero, buscar clientes en las plataformas de siempre: LinkedIn, Upwork, Fiverr...
Además del cliente de mi amigo, encontré un segundo cliente, una agencia de Colombia interesada en un redactor para su blog. Si bien recibí dinero por ello, la relación fue (y sigue siendo) conflictiva, pues la agencia demoraba mucho tanto en responder mis mensajes como en enviar mis pagos. Debía insistir mucho para ello, cosa que nunca me agradará.
Trabajo aparte, tenía otras responsabilidades:
Malabares
Sigo sin saber cómo me organizo para hacer todas las cosas que hago, y aun así, tener tiempo libre y subir la montaña.
En cuanto al trabajo, no creo ser la persona más estructurada y esquemática que existe. Voy de un lugar a otro cumpliendo con mis tareas y apoyándome en mis equipos de trabajo, pero nunca he sido de trabajar así:
Esto me ha venido bien... creo. Dado que sigo editando los artículos de cierto blog, siento que estoy haciendo un buen trabajo a pesar de que haya dejado de hacer ciertas cosas (prometo retomar los informes mensuales de métricas), y digo lo mismo de mis clientes como freelance que, entre aciertos y errores, siguen confiando en mí.
Aquí y ahora (y después)
Hoy en día, sigo trabajando remoto desde casa. Hay veces donde salgo a un café para variar la rutina, pero, por lo general, hago todo desde mi habitación.
Además de mis clientes como freelancer, semanas atrás empecé un nuevo trabajo fijo, esta vez para una empresa de tecnología en Chile. He vuelto a tener un horario y seguimiento, pero es más llevadero.
Lo que me hizo decidir ceder parte de mis libertades fue una mayor estabilidad económica. En mi experiencia como freelancer, el asunto de los pagos siempre ha sido algo variable. Hay meses donde recibo más, otros menos, lo que complica planificar presupuestos y hacer compras importantes. Con este ingreso fijo, será mucho más fácil poder organizarme de cara al corto, mediano y largo plazo.
Junto a esto, ya me gradué de la universidad. Egresé como sociólogo en 2023, y actualmente hago lo necesario para la siguiente etapa de mi vida: entrar en un postgrado y continuar mis estudios. Por el momento, debo crear la base económica que me permita hacerlo, y también el reconocimiento suficiente para tener oportunidad de entrar en una institución importante.
¿Recomendaría trabajar remoto?
Si eres alguien que aprecia mucho su libertad y desea romper con las rutinas, el trabajo remoto es la mejor respuesta. Esta modalidad te permitirá llevar un mejor control de tus tiempos y te permitirá trabajar donde desees sin que nadie te lo prohiba.
Eso sí, debes ser una persona organizada y con buena planificación para sacarle todo el provecho posible. Hablo de saber organizar bien tu semana, gestionar tus finanzas, dedicar el tiempo necesario a cada cliente, reservar horas para seguir aprendiendo cosas de tu área, explorar nuevos campos, y así. De esta manera, podrás ofrecer un mejor servicio, aspirar a mejores pagos, y mejorar tu calidad de vida.
En lo personal, si bien siento que he crecido mucho en estos 7 años, estoy lejos todavía del lugar al que quiero llegar. Siento que estoy mucho, mucho, mucho más cerca de como empecé, lo que me contenta. El camino es largo, pero estoy dispuesto a recorrerlo y tomar lo que me sirva de cada experiencia.
Si llegaste hasta aquí, fue por alguna de estas razones:
Dije que esto no sería una autobiografía, pero quizá mentí. Aun así, siento que era necesario hablar de mi vida en esos momentos puntuales para entender mejor en qué condiciones recibí esas oportunidades, y lo que me motivó a tomar mis decisiones. Antes que redactor, editor o lo que sea, soy humano.
En mi experiencia, trabajar remoto me ha permitido sortear varias dificultades y conocer personas de varios rincones del mundo, incluso sin haber salido aún de cierto país caribeño. Pronto sucederá.
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