Dominios de Internet: ¿qué son y quién los administra?
Con ellos, algunos países ganan millones de dólares, y sin ellos, navegar por la Red sería casi imposible. Descubre por qué.
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SuscribirmeCon ellos, algunos países ganan millones de dólares, y sin ellos, navegar por la Red sería casi imposible. Descubre por qué.
Si tuviera una moneda por cada vez que una isla de la Polinesia ha ganado millones de dólares con la venta de su dominio, tendría tres, lo que no es mucho, pero es curioso que pasara tres veces, ¿no?
¿Que de qué estoy hablando? De Samoa (.ws), Tuvalu (.tv) y Tonga (.to), tres islas que han visto crecer sus ingresos económicos gracias a la popularidad de sus dominios de Internet.
Si quieres saber cómo es que la economía de todo un país puede estar basada en un punto seguido de dos letras, sigue leyendo.
Pero antes, un poco de teoría
Navegar por Internet es parecido a una «conversación» entre computadoras. Primero, tu equipo transmite un mensaje a la Red pidiendo que le muestren el buscador de Google y, luego, un servidor en California le contesta enviándole justo lo que estaba buscando.
Sé que todo el proceso es mucho más complejo a como acabo de describirlo, pero lo hice así porque me interesa que veas que, en esencia, se trata de una dinámica en la que hay solicitudes y respuestas.
Otro ejemplo: la computadora que estás usando pide que le traigan a Asilo Digital y, unos segundos más tarde, nuestro blog aparece en la pantalla. Y así cada vez que quieres acceder a un sitio web.
El detalle está en saber a dónde hay que enviar la petición. Porque, así como para mandar un mensaje por WhatsApp tienes que tener el número de teléfono del destinatario, tu equipo también necesita saber cuál es el servidor exacto al que le tiene que «escribir» para que le contesten enviándole el buscador de Google y no otro.
Siguiendo con el ejemplo, todo lo que se necesita es saber cuál es la dirección IP del servidor en el que está alojado Google, para pedirlo y tener acceso a él.
Pero estamos hablando de un código que tendríamos que recordar cada vez que queramos ingresar a dicho buscador, y si a eso le sumamos otras miles y miles de secuencias numéricas más que también nos veríamos obligados a conocer y memorizar, nuestra experiencia en la Red sería sumamente tediosa.
Para evitar esto, los humanos usamos dominios, que son palabras únicas asociadas a la dirección IP de un sitio web y que representan, por así decirlo, el nombre de este último, haciendo que sea más fácil identificarlo.
Así, en lugar de tener que aprender códigos numéricos, basta con que escribamos las palabras correspondientes. Como cuando usamos WhatsApp, que, en vez de memorizar números, lo que hacemos es guardar a las personas con sus nombres, y estos últimos son los que revisamos en nuestra lista de contactos cuando vamos a chatear con alguien.
La diferencia es que la «lista de contactos» de Internet no se llama así, sino sistema de nombres de dominio o DNS, por sus siglas en inglés, que es algo así como una de esas viejas guías telefónicas, en la que puedes conocer la dirección IP de un sitio si sabes su nombre.
En resumen, si por ejemplo tecleas google.com, esa combinación de letras, gracias al DNS, será convertida en la secuencia numérica que identifica al servidor al cual tu equipo le mandará la solicitud y este, a su vez, responderá enviándote el buscador.
Regulación internacional de los dominios de Internet
Como puedes ver, la razón de ser de los dominios es la de facilitarles a los usuarios la navegación en la Red.
De allí que, mientras más sencillo de recordar sea un nombre de dominio, más probable será que la página o sitio web a la que conduce reciba muchísimas más visitas que aquellas que tienen dominios más complicados.
Es por eso que existe toda una industria alrededor de ellos, junto con reglas de carácter global que la regulan.
ICANN
A la cabeza de todo está la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números, mejor conocida como ICANN (por sus siglas en inglés), una organización sin fines de lucro que vela por el correcto funcionamiento de toda la infraestructura que conforma el DNS.
Para ello, cumple dos tareas fundamentales:
Operadores de registros
La ICANN delega la gestión de cada dominio de nivel superior en una organización en particular, llamada operador de registro, cuya principal tarea es la de manejar la base de datos de la extensión de dominio en cuestión, para llevar un control y evitar las repeticiones.
Así, por ejemplo, Verisign, como empresa responsable del famoso .com, es la que evita que el nombre google sea registrado con la extensión .com, porque ese es un dominio que actualmente ya figura como usado en la base de datos y, por tanto, no está disponible.
Cada dominio de nivel superior tiene su propio operador de registro, tanto los geográficos como los genéricos.
Dominios de nivel superior geográficos (ccTLD)
Son aquellas extensiones conformadas por dos letras después del punto que, a su vez, representan el código de un determinado país o región en Internet, y que un sitio web usa en su dominio como muestra de que está especialmente dirigido a los usuarios que viven en ese territorio en cuestión.
La ICANN crea los ccTLD (o los elimina, cuando hay alguno que ya no se necesita, como el .yu de la extinta Yugoslavia), y luego les confiere su administración a los operadores de registros de cada país que, en este caso en concreto, reciben el nombre de Centros de Información de Red o NIC (por sus siglas en inglés).
Estos gozan de autonomía para fijar sus propias normas, por lo que el trámite para registrar un dominio con una extensión geográfica puede variar dependiendo del país.
Por ejemplo, para ser el titular de un dominio con la extensión .uy, es indispensable residir en Uruguay; mientras que para registrar uno con la extensión .ar, no hace falta ser argentino ni vivir en Argentina.
Otros países, como Samoa (.ws, usado como abreviatura de «web site»), Tonga (.to, que recuerda a los archivos torrent) y los Estados Federados de Micronesia (.fm, muy apetecido entre emisoras de radio), son aún más flexibles a la hora de tramitar un registro, pues la popularidad de sus ccTLD lo vuelve un negocio bastante lucrativo para sus economías.
Este también es el caso de Anguila, una isla caribeña bajo soberanía del Reino Unido, que en los últimos años se ha beneficiado un montón de su extensión .ai, gracias a la creciente popularidad del mismo entre los proyectos relacionados con inteligencia artificial.
Pero, sin duda alguna, el país que más provecho le ha sacado a su dominio geográfico es Tuvalu, cuyo .tv (que es también la abreviatura de televisión y que es usado, por ejemplo, por la plataforma Twitch) le hace ganar actualmente unos 10 millones de dólares al año, gracias a su contrato con GoDaddy (la empresa gestiona el .tv y Tuvalu cobra las regalías).
No obstante, a pesar de la variedad que hay en las normas, los NIC están agrupados en organizaciones regionales para promover la colaboración entre ellos, así como para lograr cierta uniformidad, sin afectar la autonomía de cada país.
De hecho, hay una práctica común y es la de restringir el registro de determinados dominios, como .gob.mx, .gob.co, .gob.ve y otros similares, para que sólo puedan ser utilizados por órganos y entes gubernamentales.
Dominios de nivel superior genéricos (gTLD)
A diferencia de los ccTLD, las extensiones de dominio genéricas no están vinculadas a ningún país en específico.
En cambio, su uso es general, como lo indica su nombre, lo que explica que formen parte de dominios de sitios web tan variados como un blog de cocina, una aerolínea o una tienda de mangas.
Además, mientras que los dominios geográficos están compuestos por dos letras, los gTLD tienen un mínimo de tres, como .biz; pero pueden tener más, como .info o .academy.
A esta categoría también pertenece el más conocido de todos, el .com, todo un símbolo de la Red con el que nos topamos a diario, y que ha estado ahí desde el inicio, como uno de los dominios genéricos fundadores, en compañía de .org, .gov, .edu y .mil, a los que posteriormente se les unió .net.
Estamos hablando de una «fundación» que tuvo lugar en 1984, cuando fueron definidos en el RFC 920, los RFC son documentos en línea que los informáticos han usado desde la creación de Internet para discutir y trabajar en propuestas técnicas, por Jon Postel y Joyce Reynolds, responsables de la Autoridad de Números Asignados en Internet (IANA, por sus siglas en inglés).
Han pasado cuatro décadas y, desde entonces, se han registrado millones y millones de dominios con las extensiones de esa lista original, lo que ha hecho que sea cada vez más difícil para un sitio web recién llegado hallar disponible el dominio deseado con .com.
En respuesta a esa demanda que no para de crecer, cada cierto tiempo son incorporados al DNS nuevos gTLD, tales como .tattoo, .shop, .beauty y .app (este es el utilizado por Cashea).
De su creación se encarga la ICANN, al igual que de su regulación, tanto de los viejos (excepto .gov, .edu y .mil) como de los más nuevos, y si bien es cierto que el trabajo administrativo lo delega en los operadores de registros, como ya dijimos más arriba, la última palabra la tiene la ICANN.
Sin embargo, hay una excepción a esto y son los dominios de nivel superior genéricos patrocinados (sTLD), llamados así porque no son manejados por la ICANN, sino por entidades independientes (patrocinadores), que son las que determinan cómo se puede registrar un dominio con alguna de esas extensiones especiales.
Algunos sTLD, con el nombre del patrocinador entre paréntesis, son:
Registradores de dominios
Son empresas que se dedican a la comercialización de los dominios de Internet, como GoDaddy, Bluehost, Hostinger, IONOS, entre tantas otras.
Estas empresas (muchas de las cuales están acreditadas por la propia ICANN) sirven de intermediarias entre los operadores de registros y los usuarios finales (registrantes), a través de un proceso que podemos resumir en tres pasos:
A partir de ese momento, el usuario adquiere el derecho a usar el dominio como mejor le parezca y se convierte en el titular del mismo (mas no en su propietario, porque, técnicamente, los dominios no se compran ni se venden, se alquilan).
Dejaré hasta acá el artículo, aunque podría añadir más cosas, como OpenNIC, que es un proyecto alternativo a la ICANN, o el conflicto judicial que mantiene la isla de Niue en su lucha por recuperar el ccTLD .nu, actualmente administrado por la Fundación Sueca de Internet.
Porque sí, hasta peleas hay por ellos, pues los dominios son un componente tan crucial de Internet que, más que sólo puntos y letras, son un recurso hipervalioso en la sociedad digital de hoy.
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