Despidos masivos: una etapa de cambio en la industria tech

10.000, 12.000, 18.000… No, no son cifras de ventas, sino la de despidos que han estado ocurriendo en las principales empresas del mundo, en su mayoría de la industria tech. Razones como sobreempleo, reestructuración e inflación parecen responder a ello, pero vamos a profundizar en una imagen más amplia como la crisis económica pospandemia y los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania.

La transformación durante la pandemia

Cuando la pandemia por COVID-19 llegó a nuestras vidas en 2020, el mundo laboral fue afectado de forma poco alentadora: cierre de empresas, despidos, adaptarse a un nuevo estilo de trabajo remoto… pero es aquí donde la industria tech se vio fortalecida. En medio de la incertidumbre, el sector no solo se mantuvo, sino que empezó a expandirse aceleradamente ante la demanda de crear, mantener y aportar a la nueva adaptación digital del momento. Al final, la tecnología está presente en cualquier tipo de negocio.

Ya desde antes de la pandemia las empresas tech gozaban de una gran bonanza, así que todo apuntaba a que las ganancias irían en aumento. Para los accionistas e inversores no existía un negocio más seguro que el de las empresas tecnológicas y es por ello que se dedicaron a seguir apostando por ellas. Lamentablemente, no esperaban que el ciclo de alza empezara a caer como consecuencia de sus propias inversiones.

Excesivas valoraciones en el mercado


No todo lo que brilla es oro, e introducir tu dinero en una empresa tecnológica no es garantía de obtener ganancias. Como comenta la analista Lisa Buyer a la BBC, el gran error de los inversores fue invertir en estas empresas sin tomar en cuenta su rentabilidad, es decir, que los ingresos superen los gastos.

Esto generó una valoración excesiva de las empresas, quienes se concentraron solamente en crecer mientras reciben estos ingresos, aprovechando el boom de la pandemia que los empujó a aumentar su fuerza de trabajo (contratar a muchas personas) sin pensar en el futuro.

Foto de Matthew Manuel en Unsplash

Llegó el futuro. El entusiasmo fue en bajada, los ingresos no superaban al gasto y las inversiones riesgosas no pintaban bien en un entorno de inestabilidad debido a la inflación. La fórmula de crecer sin tomar en cuenta la rentabilidad no funcionó y hemos entrado en el ciclo donde todo empezará a ir más lento, comenzando por los miles de despidos en busca de una mejor estrategia de crecimiento.

Combatiendo la inflación


Con el fin de la pandemia, los efectos de las medidas implementadas por los gobiernos no se hicieron esperar. El alivio económico puesto en marcha para combatir el COVID-19 cumplió con su deber y nos dejó con una economía que está creciendo más lento. Ya no existe el flujo de dinero que permitió las miles de contrataciones durante la pandemia, y estas nuevas contrataciones no estaban rindiendo frutos como se esperaba.

Del mismo modo en que las compañías empezaron a ir más despacio, el consumo también bajó por el aumento de precios de bienes y servicios. Esto ha llevado a las empresas a ser más cautelosas ante la incertidumbre de cómo va a evolucionar el mercado, mismo motivo que está reteniendo a los inversores de seguir realizando inversiones en ellas.

El tiempo dirá cómo evolucionará la situación económica de la industria, pero lo cierto es que las economías principales del mundo (Estados Unidos, la Unión Europea y China) tienen obstáculos. Mientras que los directivos de las principales compañías de Silicon Valley toman medidas cautelosas por si la crisis empeora, hay un elemento adicional que está afectando con mayor énfasis al continente europeo: la guerra.

El costo de la guerra entre Rusia y Ucrania


La Organización Mundial del Comercio (OMC) afirma que la guerra entre Rusia y Ucrania ha causado no solo sufrimiento humano, sino un malestar en el comercio global. Para las compañías de tecnología localizadas en estos dos Estados, representó el cese de operaciones, cancelación de planes de expansión, relocalización y un desplazamiento importante de trabajadores capacitados del sector.

Foto de UX Gun en Unsplash.

Pero esta situación no se limita a Rusia y Ucrania. Varias empresas de tecnología en el mundo se han sumado a la restricción de servicios y venta de sus productos en Rusia, al mismo tiempo que aumentan su inversión en sistemas de protección de datos y seguridad en contra de posibles ciberataques.

Sumado a esto, las empresas han tenido que cerrar filiales en dichos Estados y pensar en estrategias de seguridad para aquellas localizadas en otros países del continente europeo que podrían verse afectadas.

¿Qué nos espera en el 2023?


Solo en 2022, 150.000 personas fueron despedidas de compañías en la industria tecnológica y ya en las primeras semanas de 2023 son 23.000 los despedidos entre Microsoft y Alphabet. Las compañías que por muchos años fueron complacientes con sus empleados a través de flexibilidad, beneficios y trabajo remoto, han empezado una reestructuración de la cultura laboral.

Como mencionamos, el mercado se encuentra en una condición de volatilidad y obstáculos que exigen una mayor rigurosidad en las inversiones. Esta incertidumbre ocasiona que la industria tecnológica (y muchas otras) no pueda obtener el financiamiento que estaba recibiendo antes, y esta presión pasa de los inversionistas a las compañías, y de ellas a sus trabajadores.

Los despidos probablemente no cesen y los beneficios de los que presumía el sector pueden no volver de la forma en la que los conocíamos. Lo que sí irá en aumento será la exigencia a los trabajadores de pequeñas y grandes compañías tecnológicas que lograron mantener sus puestos en medio de la paralización de contrataciones y las olas de despidos.

Pero no todo es malo, este es un ciclo de adaptación y cambio correctivo derivado de las malas prácticas anteriormente mencionadas. La industria tecnológica seguirá siendo de los mejores sectores para trabajar en 2023, y lo seguirá siendo por muchos años más.

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