Ser asistente virtual me salvó la vida en Venezuela
Muchas personas venden el trabajo remoto como lo mejor que existe en este mundo, y no paras de escuchar comentarios como "no lo cambio por una oficina". Es verdad, trabajar remoto es de las mejores cosas que han pasado, pero, ¿alguna vez han pensado en cuántas vidas, momentos, situaciones y más han dado estas oportunidades y que cambian completamente la vida de una persona?
Mi historia
En 2016, acababa de terminar mi carrera en Ingeniería en Mantenimiento, cuando me ofrecieron la oportunidad de trabajar como profesora en línea para dos niñas en Colombia. Este trabajo remoto me permitía ganar alrededor de 30 USD al mes, lo que para mí era muchísimo dinero en ese momento.
Después de aproximadamente 10 meses, las clases con las niñas terminaron y su papá, quien es un tío político, estaba abriendo una agencia de "asistentes virtuales" donde trabajé junto a otras 15 personas de diferentes áreas y con diferentes clientes.
Al principio, fue una experiencia agradable, pero luego se convirtió en algo tóxico y mal remunerado, por lo que decidí empezar a formarme de manera independiente brindando servicios freelancer en el área administrativa.
Mi punto de partida (que también puede ser tuyo)
Aquí es donde te empiezas a preguntar, ¿por dónde comienzo?, ¿qué hago?…
Cuando comencé en 2017, no era muy común trabajar remoto, muchas personas no te tomaban en serio y pensaban que estábamos jugando. Aun así, me registré en una plataforma para freelancers y comencé a postularme para cualquier trabajo que pudiera encontrar. Después de cinco meses, finalmente alguien decidió que mi propuesta era lo suficientemente buena y fue así como me gané los primeros 35 USD escribiendo 5 artículos.
Tomando vuelo
A partir de ese proyecto, trabajé como freelancer y comencé a buscar trabajos que me llevaran más tiempo y me permitieran hacer cosas nuevas que no sabía cómo hacer y gracias a YouTube y Google, pude completar todos los proyectos que me propuse. Mi objetivo siempre fue conseguir un cliente como VA (Virtual Assistant), y un día un cliente mexicano le gustó mi propuesta para una traducción y me contrató como su asistente virtual.
Gracias a ese cliente pude por fin creer en los mitos de que te puedes ganar más de 600 USD mensuales trabajando 8 horas al día y 40 a la semana sentada en tu casa o desde el teléfono. Sin embargo, como todo cuento de hadas, mi cliente se convirtió en un villano y me sentí perdida de nuevo. No había más clientes en mi vida hasta que empecé con algo nuevo: el networking.
Nabel Lucía, creadora de contenido
Por alguna razón a las personas en redes sociales les gusta que les hables sobre lo que trabajas, más aún si es desde tu casa. Al principio lo hice por compartir, me gustaba que las personas leyeran mis experiencias y comentarios al respecto porque muchas veces he visto que, cuando se habla de trabajos remotos, se hablan de cosas superdifíciles con mil y una barreras. Yo siempre he querido transmitir que no es así y que no necesitas ser un experto para llegar a donde quieres.
Me lo propuse. Quería crear contenido de manera personal pero lo suficientemente instructivo para ayudar a otras personas a conseguir el empleo que desean con las herramientas que tienen a la mano.
Esto me salió mal, por cierto. Al menos en mi experiencia, siento que las personas en Internet prefieren pagar un curso donde tienen todo, a ellos tomarse la molestia de seguir una serie de pasos.
El potencial está en las redes
Después de alejarme del cliente que me pagaba bien, entendí una cosa: siempre es bueno trabajar con más de un cliente a la vez estando en este mundo, especialmente cuando tu salario no es lo suficientemente estable y no existe un contrato de por medio.
Durante menos de un mes, asistí a más de diez entrevistas y envié miles de propuestas a diferentes plataformas, pero no obtuve ningún resultado. Me sentí frustrada y me cuestioné muchas veces sobre lo que podía estar haciendo mal. Fue entonces cuando, gracias a personas cercanas, me di cuenta de que tenía el potencial en mis redes sociales.
Con el tiempo, empecé a utilizar mi networking y logré conseguir no solo uno, sino cinco clientes que me permitieron dentro de diferentes horarios al día, poder trabajar al tiempo y tener más ingresos. Gracias a esos clientes me desligué un poco sobre ser asistente administrativa para irme por ramas como customer support y project manager.
Hoy en día, todo eso me permitió abrir mis capacidades y habilidades para conseguir mejores clientes y explorar nuevas áreas laborales en las que no sabía que tenía talento. Así fue como ser asistente virtual me salvó la vida viviendo en Venezuela.